Autoestima y necesidad de reconocimiento

19 de Noviembre de 2015 a las 09:07

 

La autoestima es el juicio de valor que hacemos en relación a la percepción de nuestra propia valía.

Esta percepción se acompaña de imágenes, pensamientos y juicios relacionados con nuestra persona, y determina nuestra manera de ser, de actuar y de relacionarnos. La autoestima está en función de la imagen que tenemos de nosotros mismos, y esa autoimagen es la que mostramos a los demás cuando nos relacionamos.

Si la percepción que tenemos de nosotros mismos es buena y estamos contentos en nuestra piel, disfrutaremos de una alta autoestima y tenderemos a ser constructivos y vitales; si no nos gustamos mucho y la valoración global que hacemos de nuestra persona deja mucho que desear, tendremos una baja autoestima que nos hará sufrir y nos impedirá identificar y desarrollar todo nuestro potencial.

La percepción y la autoimagen que tenemos de nosotros mismos está en función del criterio que hemos construido y está condicionado por tres factores fundamentales:

  1. El tipo de crianza y educación que hemos recibido en la familia y en la escuela, así como los referentes que hemos tenido y que, entre otros factores, conforman nuestra personalidad.
  2. La interiorización de los mensajes culturales y sociales vigentes en nuestro entorno que dependerá de una escala de valores determinada, y que son sin lugar a dudas, siempre cuestionables.
  3. El éxito que hemos ido logrando en la vida, y todas aquellas cosas y situaciones que hemos conquistado y de las que nos sentimos orgullosos porque nos han ayudado a crecer.

CRIANZA Y EDUCACIÓN, CÓMO SE CONSTRUYE LA IDENTIDAD

Bases de la autoestima

Desde que nacemos, nuestras experiencias están mediatizadas por otras personas. El mundo que percibimos es el que nos muestran las personas de nuestro entorno, y la imagen que poco a poco construimos de nosotros mismos dependerá de la visión y los mensajes que nos transmiten las personas más cercanas.

En las primeras etapas de la vida, los mensajes nos llegan a través del cuerpo, sobre todo a través de cómo somos alimentados, mimados y cuidados. A estos mensajes corporales poco a poco se les suman los verbales, como nos hablan, las palabras que utilizan para referirse a nosotros, lo que nos dicen y también, lo que esperan de nosotros.

El vínculo afectivo que se establece entre la criatura y la persona que la cuida se conoce como "apego". En las relaciones de este apego se adquiere, o no, la seguridad emocional básica que nos permitirá confiar en nosotros mismos.

A medida que los niños crecen aprenden nuevas capacidades como caminar, hablar, jugar, y se van diferenciando unos de otros y siendo más autónomos. Aún así seguirán necesitando la atención y el reconocimiento de quien los cuida.

Con la entrada en la escuela el concepto de uno mismo se amplía y se enriquece a través de las nuevas relaciones y las nuevas exigencias. Se interiorizan nuevas normas y aumenta la percepción de las propias habilidades, capacidades, e intereses.

La adaptación a los nuevos compañeros, y la imagen que ellos tengan y nos devuelvan de nosotros, irá conformando nuestra identidad, e irá configurando una autoimagen determinada.

En la adolescencia nos vamos formando una idea más completa de nosotros mismos. La identificación con el grupo de edad y la valoración y el reconocimiento del grupo de amigos cogerán más relevancia en la medida en que necesitaremos tomar distancia emocional del padre y de la madre, para ir dejando atrás la etapa de la niñez.

En esta etapa se producen cambios fisiológicos y endocrinos que influyen en la personalidad y en las relaciones.

Estos cambios son tan rápidos que muchas veces preocupan no sólo a los adolescentes, sino también a sus padres.

A menudo el cuerpo se convierte en motivo de conflicto ya que está ligado a la imagen externa y interna, tal como la percibe cada joven.

 

Todos estos cambios inciden sobre la autoestima de este momento evolutivo.

En la vida adulta, el valor que nos atribuimos, no dependerá tanto de la apreciación externa, como de la propia valoración subjetiva. Aunque, a medida que evolucionamos vamos pasando por períodos de inestabilidad ante las nuevas exigencias laborales y familiares, o conflictos con nuestras relaciones y con la pareja.

 

MENSAJES CULTURALES

Los mensajes culturales funcionan como una guía que nos dice cómo debemos ser y actuar, hacia dónde tenemos que ir y qué es, supuestamente, lo mejor para nosotros.

Generalmente cuando somos jóvenes tenemos criterios poco claros sobre nosotros mismos y sobre la vida, porque estamos construyendo nuestra identidad y eso nos hace sentir inseguros, ya que observamos y comparamos diferentes actitudes y opiniones de las personas de nuestro entorno y generalmente aún no sabemos demasiado claro, ni quienes somos ni lo que queremos.

Cuando nos sentimos inseguros, muchas veces, tenemos prisa por encontrar soluciones a nuestras dudas y buscamos una cierta seguridad. Cuando nos sentimos confusos, nos escuchamos poco a nosotros mismos y para salir de esta confusión, solemos adherirnos a los mensajes culturales que predominan en nuestro entorno cultural y que están muy valorados socialmente.

Los mensajes culturales provienen de patrones sociales que establecen unas determinadas normas y valores en relación a los pensamientos, las actitudes y los comportamiento de una colectividad, y suelen estar vinculados a un tipo determinado de ideología que, no siempre, pero si a veces , margina y excluye las diferencias, que son señaladas como no válidas y fuera de "la norma" establecida y reconocida convencionalmente.

Si una persona o grupo de personas muestra actitudes diferentes de la mayoría reconocida y valorada, este grupo o persona suele quedar automáticamente marginado o estigmatizado, y por tanto excluido del grupo que muestra un comportamiento "homogéneo" que no sale de la "norma" ni expresa su individualidad. En esta situación es mucho más difícil afirmar y mantener el propio criterio, ya que no está reconocido por la mayoría. Esto puede conllevar una sensación de inseguridad que nos hace dudar de lo que pensamos, aunque sea del todo coherente.

Las diferencias de pensamiento, de actitud y comportamiento entre personas de la misma y de diferentes culturas aportan una gran riqueza, ya que la diversidad aumenta la perspectiva de las cosas y nos abre vías para descubrir nuevas alternativas a viejos problemas, pero este pensamiento puede no ser necesariamente compartido.

 

NECESIDAD DE RECONOCIMIENTO

 

Una de las necesidades más importantes de las personas es la necesidad de reconocimiento. Que esta necesidad esté cubierta es una de las condiciones principales para adquirir una buena autoestima.

Si de pequeños y de jóvenes no hemos recibido un grado suficiente de reconocimiento de nuestro entorno, que nos haya permitido interiorizarlo para amarnos y sentirnos razonablemente seguros y fuertes, difícilmente disfrutaremos de una buena autoestima, pero seguro que podemos trabajar para conquistarla.

La autoestima es una cuestión de grado, tener una baja autoestima no es determinante, si no reversible, y podemos aprender a mejorarla o a construirla.

 

CARACTERÍSTICAS DE UNA PERSONA CON ALTA AUTOESTIMA

  • Está dispuesta a defender sus ideas y valores, que puede modificar si la experiencia le muestra que está equivocada.
  • Confía en su propio criterio sin sentirse culpable aunque sea cuestionada por otra persona.
  • Tiene confianza en su capacidad para resolver problemas.
  • Pide ayuda cuando la necesita.
  • No se considera ni superior ni inferior a los demás.
  • No Se deja manipular pero está dispuesta a colaborar.
  • Reconoce y acepta las propias emociones y sentimientos tanto positivos como negativos, y los expresa.
  • Disfruta con actividades variadas y prueba cosas nuevas.
  • Respeta las opiniones de los demás aunque no las comparta.

 

CARACTERÍSTICAS DE UNA PERSONA CON BAJA AUTOESTIMA

  • Suele ser muy autocrítica y ello la lleva a sentirse insatisfecha consigo misma.
  • Tiene mucho sentimiento de culpabilidad porque cree que suele hacer las cosas mal.
  • Tiene mucho miedo a equivocarse.
  • Es muy sensible a la crítica de los demás y se siente fácilmente atacada.
  • Tiene una excesiva necesidad y complacer y le cuesta decir "no".
  • Muestra un alto grado de autoexigencia y se siente muy mal cuando las cosas no le salen como esperaba.
  • Tiende a sentirse deprimida, lo que la lleva a ver las cosas más complicadas de lo que son.

 

POR QUÉ ES IMPORTANTE CONQUISTAR UNA BUENA AUTOESTIMA

  • Para construir un criterio propio que nos ayude a vivir a través de nuestra propia perspectiva de la vida, y no desde la de los demás.
  • Para aprender a convivir con la ambigüedad que conlleva la vida y a encarar sus contradicciones sabiendo que están ahí.
  • Para no adherirnos a verdades absolutas que sólo nos darán una sensación de pseudo-seguridad, que si no podemos cuestionar, nos llevará a radicalizar nuestras posiciones.
  • Para aprender a cuestionar nuestra actitud cuando sea necesario.
  • Para no depender de pensamientos, actitudes y comportamientos que no son nuestros y que no nos ayudarán a madurar.
  • Para aprender a abrirnos a un verdadero diálogo desde las diferencias.
  • Para enriquecernos y agradecer todo aquello diferente y nuevo que nos ofrecen los demás, tan lejos a veces de nuestra manera de ver y de vivir.
  • Para aprender a no tener miedo a la libertad de pensamiento, y por tanto a la vida.

Cuando tenemos en cuenta todos estos factores y los desarrollamos, estamos trabajando para nuestro bienestar y el de nuestra comunidad, aumentamos nuestra autoestima y nuestro aprecio por los demás, y al mismo tiempo hacemos prevención de nuestra salud mental y de la de nuestro entorno.