La jubilación. Una mirada al pasado, presente y futuro

6 de Junio de 2014 a las 22:14

 

 

A medida que nos hacemos mayores se producen cambios progresivos en nuestra vida. Aparecen en nuestra salud y en lo cotidiano nuevas necesidades que requerirán cierta capacidad de adaptación. Sin embargo, si aprovechamos la experiencia de los años, podemos vivir de una manera más rica que en épocas anteriores. Todo depende de una serie de factores que iremos averiguando en este artículo.

Uno de estos momentos de cambio llega cuando nos tenemos que jubilar.

La jubilación, como todos los cambios, deja atrás unas cosas y nos abre la posibilidad a otras nuevas que todavía no conocemos. A veces cuesta renunciar a lo que dejamos atrás, porque muchos de los momentos vividos, situaciones y personas de nuestro pasado cercano o lejano nos aportaron vivencias que han valido la pena. Posiblemente añoraremos esas cosas que han sido positivas en nuestra vida si su recuerdo no nos causa una tristeza demasiado grande.

Hay jubilaciones que vienen determinadas por ciertas situaciones que no podemos impedir, problemas de salud que a veces también conllevan pre-jubilación, despidos forzados por decisiones que ha tomado la empresa o institución para la que trabajamos, traslados del puesto de trabajo a un destino lejano, etc. En estos casos aunque son situaciones complicadas, también podemos encontrar la manera de disfrutar del tiempo libre que nos proporcionará esta nueva etapa.

Por otro lado también hay personas que viven su jubilación como una verdadera liberación, porque el trabajo que hacían no les gustaba, porque ya están cansados ​​de estar sujetas a horarios y obligaciones, o porque tienen ganas de tener más tiempo de ocio y disfrutar de cosas que antes no podían hacer, o tal vez porque lo que quieren es dedicarse tiempo para cuidarse y mimarse más.

Hay tantas formas de vivir la jubilación como personas que se jubilan, aún así cada persona la vive de manera similar a cómo ha ido tolerando los cambios en el transcruso de su vida.

Pero cuando la jubilación se presenta a la edad reglamentaria y no hay hándicaps importantes, las dificultades que tenemos están más ligadas a nuestra personalidad que a los factores externos.
Hablaremos pues de nuestra personalidad y de los aspectos que dependen de nosotros y que no tienen que ver con estos factores externos.

Nos podemos hacer ciertas preguntas respecto a nuestra jubilación que nos ayudarán a reflexionar y a identificar factores concretos.

 


Podemos contestar a estas preguntas.

Cuando llega la jubilación

¿Pensamos que ganamos o que perdemos?

¿Qué dejamos atrás?
¿Qué nos aporta este cambio?

 

 

COMO VIVIMOS LAS PERDIDAS


Cada persona vive las pérdidas de una manera diferente. Básicamente, y dejando a un lado los matices, hay tres maneras de vivirlas.

1) Quien las vive con mucha tristeza que si persiste durante mucho tiempo le impide avanzar porque se atasca en el pasado.

2) Quien mira siempre hacia el futuro y no gira la cabeza hacia atrás, pero no porque no quiera, sino porque si mira al pasado se deprime y por lo tanto no puede elegir.

3) Quien primero mira hacia atrás y luego hacia delante para ver qué pierde y qué gana y eso le da herramientas para situarse en el presente y proyectar el futuro.

Ante un cambio, es lógico que miremos atrás, y la jubilación es uno de los cambios más importantes. Cerrar bien esta etapa para poder pasar a la siguiente y vivir con una buena calidad de vida dependerá de lo que ha significado la etapa que hemos dejado atrás y del sentido que le demos posteriormente.

Existen muchos tipos de cambios que conllevan pérdidas, más grandes y más pequeñas, más trascendentes y no tanto, evolutivos o forzosos, y todos los vivimos cómo podemos. Pero hay maneras y estrategias para aprender a tolerarlos bastante bien.

Hay personas que han dedicado mucho tiempo y esfuerzo al trabajo y que además les ha sido gratificante llegando a ser una fuente muy importante de reconocimiento que sustentaba su autoestima. Pero quizás en otros ámbitos de su vida como el de las relaciones, la familia y el tiempo de ocio, la gratificación ha sido mínima y el tiempo dedicado escaso. Cuando nos pasa esto, la pérdida que sufriremos en el momento de jubilarnos irá mucho más allá que la pérdida del trabajo, ya que junto con él habremos perdido todo este reconocimiento que sustentaba nuestra autoestima, y ​​que no hemos tenido en los demás ámbitos porque "no hemos repartido bien las cerezas."

En cambio, cuando hemos podido dar un sentido a nuestra vida en todas las áreas y hemos sabido integrarlas con armonía, el hecho de dejar el trabajo no será doloroso, ya que las cosas que nos quedan tendrán para nosotros un sentido pleno y nos ilusionará dedicarnos a ello.

 

 

TRES FORMAS DE AFRONTAR LA JUBILACION


MIRAR SIEMPRE ATRAS. ATASCADOS EN EL PASADO


Cuando se acaba una etapa y antes de empezar otra solemos mirar hacia atrás y a veces nos quedamos atrapados, deslumbrados, como si el tiempo pasado albergara recuerdos tan agradables y positivos que quisiéramos retenerlos con nosotros para siempre y no soltarlos nunca. Entonces el pasado nos sirve de refugio y nos retiene por todo lo que nos daba. Cuando nos pasa esto, magnificamos los buenos momentos y minimizamos los malos. Si ese estado de idealización del pasado permanece durante mucho tiempo en nosotros, nos impedirá ver el futuro que tenemos delante y todas las ventajas que podemos descubrir.

Casi siempre este atrapamiento en el pasado se suele dar en personas que tienen mucho miedo a los cambios y a todo lo que conlleva novedad e incertidumbre. Cuando el futuro nos asusta tanto que no podemos verlo, no avanzamos ya que hacerlo supone mirar lo que hay delante nuestro e imaginar cómo nos gustaría que fuera. Y no lo hacemos porque esto implica formular deseos y construir un marco para diseñar dentro de él cómo nos gustaría que fuera nuestro futuro. Pero tenemos miedo y creemos que no podemos elegir.


MIRAR SIEMPRE AL FUTURO. LAS HUIDAS HACIA ADELANTE


A veces en lugar de mirar siempre hacia atrás lo hacemos al revés, miramos siempre hacia adelante, pero no tanto para mirar hacia el futuro, sino porque no podemos mirar tranquilamente al pasado, ya que si lo hacemos nos entristecemos por todo lo que creemos que hemos perdido y por lo que hemos hecho mal, y huimos de esta natural y comprensible tristeza que conlleva dejar cosas atrás porque creemos que no la podremos soportar. El problema es que de eso no solemos ser conscientes, y si alguien nos pregunta cómo estamos, diremos que muy bien porque lo creemos sinceramente. Pero en realidad tampoco estamos escogiendo porque tenemos miedo a la tristeza y miedo de que el tiempo pasado nos impida tener la serenidad necesaria para mirar el futuro con una ilusión realista y entonces lo miramos sólo por la necesidad de huir hacia adelante. Y decimos: "hay que mirar hacia adelante y no pensar en el pasado", pero en realidad estamos atrapados en una idea de futuro que tampoco nos permite imaginarlo tal cómo nos gustaría, porque está determinado por nuestra necesidad de huir del pasado para no sentirnos tristes.


 

MIRAR ATRAS PARA PODER MIRAR HACIA ADELANTE. LA SERENIDAD


Hay una manera mejor de afrontar los cambios y las pérdidas.

Cuando miramos el tiempo pasado y recordamos lo bueno, es lógico y saludable que lo añoremos y que a veces nos pongamos tristes, pero debemos aprender a tolerar esta tristeza saludable y no darle la espalda porque si lo hacemos se nos girará en contra. Os preguntaréis: ¿Por qué mirar atrás? Pues porque hay una buena razón: Que todo lo que hemos vivido ha tenido y tiene un sentido mejor o peor, y es muy importante recuperarlo en nuestra memoria ya que forma parte de nuestra vida, y porque un buen futuro depende de ello. No es bueno negarse a mirar todo lo que hemos vivido por doloroso que sea, como tampoco lo es negarnos a sentir las emociones que están asociadas a ello. Cuando lo hacemos es porque no nos damos cuenta de que somos quienes somos gracias a nuestra historia y a nuestro pasado.

Para poder formular cómo queremos que sea nuestra vida futura, es imprescindible darle un lugar en nuestro pasado, mirarlo con ternura y darle el sentido que creemos que tiene. Para ello tendremos que aprender a añorar sin dramas lo bueno que hemos vivido, ya que nos servirá de punto de referencia y nos señalará un camino a seguir de cara a nuestro futuro, y también lo menos bueno, porque si hacemos una buena lectura de ello, podremos aprender lecciones que nos harán más fuertes ante los cambios y ante esta nueva etapa.
Esta es la mejor manera de conquistar una buena jubilación.

 


Podemos hacer otro ejercicio que nos ayudará a discernir:


¿La cosas gratificantes que dejamos atrás, eran muy importante para nosotros?

¿Qué puntos fuertes del pasado nos pueden ayudar si los aplicamos al presente y al futuro?

¿Qué cosas han sido puntos débiles en el pasado de las que podemos aprender para convertirlas en puntos fuertes que también nos pueden ayudaron de cara al futuro?

 

10 CONSEJOS PARA AFRONTAR BIEN LA JUBILACION


Si aún no nos hemos jubilado pero tenemos la jubilación cerca, empezar a mentalizarnos y pensar cómo queremos que sea.
Contestar a las preguntas que hay en este artículo, nos ayudará a ver cómo estamos viviendo la jubilación y nos señalará los puntos fuertes y los puntos débiles al respecto.

Si ya nos hemos jubilado:

1 - No acomodarnos sin hacer nada. No pasarnos el día sin salir de casa o viendo la tele.

2 - Si estamos desmotivados, aprovechar loss conocimientos que tenemos para ayudar a los demás.

3 - Buscar cosas que hacer que tengan sentido para nosotros y que nos hagan disfrutar y nos ayuden a valorarnos.

4 - Dedicar parte de nuestro tiempo a las aficiones que tenemos y a las que antes no nos podíamos dedicar. Buscar aficiones nuevas.

5 - No dejar de lado nuestras relaciones, ya que nos relacionaremos menos con los compañeros de trabajo.

6 - Buscar nuevos amigos a través de las nuevas actividades que hacemos.

7 - Tomarnos con paciencia la relación de pareja ya que requerirá de una nueva adaptación al tener que pasar más tiempo juntos.

8 - No encerrarnos en nosotros mismos.

9 - Evitar la soledad.

10 - No quedarnos atrapados en el inmovilismo y hacer cosas que comporten mover el cuerpo para conservar un buen estado nuestra salud.