La autoestima de la mujer

15 de Diciembre de 2015 a las 22:20

En el último artículo explicaba las características de la autoestima en general. En el artículo de hoy nos dedicaremos a la autoestima de la mujer.

Antes de entrar en el tema, es preciso clarificar algunos conceptos  básicos para entender como se construye y se interioriza la autoestima en la mujer. 

Estos conceptos son:

El sexo

Es el nombre que se utiliza para referirnos a los aspectos biológicos  que determinan la diferencia sexual, y que nos caracterizan como mujer u hombre: sexo femenino, sexo masculino.

El género

Es el estado social y legal que nos identifica como mujeres u hombres. O sea, es la palabra que se utiliza para decir qué tipo de comportamiento social se espera de cada uno de los dos sexos hombre y mujer, en una época y lugar determinados. Este concepto no es universal ni inmutable.

No todas las culturas esperan lo mismo de los hombres y de las mujeres, ni en todas las épocas.

El rol o papel social

Lo determina cada cultura y es el conjunto de tareas o funciones que se espera que desempeñe la persona en un grupo social. Por ejemplo, los roles tradicionalmente femeninos estan relacionados con las funciones de esposa y madre. Los roles masculinos se relacionan con el mantenimiento económico de la familia.

El estereotipo

Es una idea preconcebida, distorsionada y simplificada, pero convencionalmente aceptada, sobre como debe comportarse un grupo o colectivo determinado.

Por ejemplo, el estereotipo masculino se caracteriza por una  necesidad de dominio, agresión y realización, y se le atribuye un alto grado de valor, jerarquia y poder, constituyéndose así como modelo "universal" con el que es comparado el estereotipo femenino del que se dice que se caracteriza por una necesidad de dependencia y cuidados, y al que además se le considera como modelo subordinado. 

La discriminación se apoya en los estereotipos que han nacido entorno a la idea que tenemos de como deben comportarse los hombres y las mujeres, los roles que deben desempeñar en el trabajo, en la familia y en la sociedad, e incluso en como deben relacionarse entre si. A este conjunto de ideas preconcebidas que utilizamos para analizar e interactuar con otros hombres y mujeres les llamamos estereotipos de género.

Cada cultura interpreta a su manera los estereotipos de género, ello demuestra que la idea que tenemos sobre los hombres y las mujeres están construidas socialmente. 

Estos estereotipos se presentan como verdades casi absolutas que influyen sobre nuestras actitudes, creencias y conductas. Incluso cuestionándonos la veracidad de ciertas creencias, creemos en ellas sin ser demasiado conscientes de que no las cuestionamos. ¿Por qué nos ocurre esto? Porque asi nos ahorramos pensar y entrar en contradicción.

Los estereotipos los aprendemos por socialización. Por ejemplo, cuando en clave popular se dice "esto es más propio de mujeres" estamos justificando unas funciones sin que exista una justificación racional, pero hemos aprendido desde nuestros primeros años que nuestro entorno apoya esta idea.

El problema de los estereotipos es que nos influyen tanto en las actitudes como en las conductas.

 

Algunos estudios han puesto de manifiesto que chicas y chicos hacen sus elecciones profesionales de acuerdo con la idea de lo que"es más correcto para cada sexo".

En los procesos de selección para un puesto de trabajo o de dirección, los estereotipos son un gran freno para la elección en la toma de decisiones de las mujeres, ya que muchas de ellas todavía creen que:

  • A las mujeres se les da mejor hacer trabajos minuciosos y rutinarios, con las manos.
  • Una mujer no tiene la misma autoridad para dirigir a un equipo de trabajo.
  • Los hombres están más capacitados para llevar la dirección porque son más racionales y fríos en la toma de decisiones.
  • Los hombres tienen un menor absentismo laboral.
  • Las mujeres temen ocupar espacios de poder.
  • La maternidad impide a las mujeres centrarse en su trabajo.

Los estereotipos de género están presentes en todos los aspectos de nuestra vida, y se transmiten en el medio social, familiar o escolar. Los medios de comunicación y la publicidad son un claro ejemplo de ello.

CUÁLES SON LOS ESTEREOTIPOS CLASICOS

En el hombre:

  • Racionales
  • Agresivos
  • Estables emocionalmente
  • Independientes
  • Seguros
  • Firmes para imponerse
  • Autoconfianza

Considerándose todos estos aspectos de gran valía.

En la mujer:

  • Sensible
  • Afectuosa
  • Obediente
  • Dependiente
  • Lábil emocionalmente
  • Dispuestas a complacer
  • Poca confianza en si misma
  • Cuidadora
  • No saben mandar ni liderar

Considerándose estos aspectos poco importantes o devaluados en comparación con el estereotipo masculino. 

CONSECUENCIAS DE LA DESIGUALDAD DE GÉNERO

Las mujeres y los hombres no tienen las mismas oportunidades ni posibilidades de acceder a recursos que les permitiría desarrollarse y conseguir un bienestar personal.

En el mercado laboral cobran remuneraciones inferiores, y a veces, por el mismo trabajo que los hombres no cobran lo mismo.

  • Soportan mayor desempleo
  • Desarrollan un trabajo doméstico que no es reconocido ni valorado.
  • Asumen el cuidado de personas enfermas.
  • Cuando tienen un trabajo fuera de casa realizan doble jornada laboral o más.
  • A menudo reciben descalificaciones por no atender lo suficientemente bien a su familia.

La desigualdad de género es diferente a la desigualdad de raza o de clase, éstas son más visibles, pero la desigualdad de género es invisible si no se señala. 

La conciencia de situaciones en que las mujeres se han sentido poco valoradas, descalificadas y limitadas, no surge siempre con facilidad, porque es algo que ha sido y es permitido y legitimado por la sociedad e interiorizado por las mujeres, cosa que las lleva a repetir el mismo patrón en la educación de sus hijas e hijos, y por tanto a perpetuar el maltrato social y la falta de respeto por su dignidad, como mujeres y como personas.

Crecer como mujer implica no sólo superar las dificultades individuales para creer en una misma, sino tomar conciencia de que estas dificultades también tienen que ver con el hecho de pertenecer al género femenino, y como es vivido el hecho de ser mujer en nuestra sociedad.

La mujer va a tener que enfrentarse  a lo largo de la vida con un mayor número de limitaciones impuestas por la sociedad, por lo que si la autoconfianza es fundamental para cualquier persona, en el caso de las mujeres es aún más necesario.

MENSAJES DE GÉNERO MAS FRECUENTES EN NUESTRO ENTORNO CULTURAL Y SOCIAL

Como hemos comentado antes, cada cultura crea estereotipos que alimentan un modelo de lo que debe de ser "ser mujer", y lo que se espera de ella. Estos modelos y valores se transmiten a la niña con mensajes que circulan a través de la familia y de las redes sociales en forma de expectativas y mandatos que van conformando nuestra identidad de mujer.

En la medida en que los cumplimos, las demás personas nos valoran y nosotras nos autoestimamos, pero a la larga estos mensajes nos pueden provocar un profundo malestar porque aunque a veces no lo sabemos, nos impiden pensar en lo que realmente nos gustaria hacer si estuviéramos libres de prejuicios.

Por tanto vamos a enumerar cuatro de los mensajes de género más frecuentes para poder reflexionar sobre ellos y ver las implicaciones que tienen cuando los cumplimos porque los hemos interiorizado sin cuestionarlos.

1) Vivir para los demás

 

Las mujeres hemos sido valoradas a través de entregarnos a las otras personas. En el caso de mujeres que asumen un modelo tradicional, se traduce en la dedicación a la pareja y a la maternidad.

Este mandato limita el dedicarnos tiempo y energia a nosotras mismas y refuerza el dar más importancia al bienestar de los demás que al nuestro.

También contribuye a que la mujer sea vista fundamentalmente como cuerpo: "cuerpo materno", "cuerpo objeto de placer" para otros, para gestar, para parir, para amamantar. Ahora también debemos sumar "el cuerpo erótico y estético" en exhibición; exhibir el cuerpo es parte del deber de género.

2) Ser a través de los demás

Para ser completas necesitamos completarnos con alguien, marido, padre, madre, hijos...Si estamos sólas no estamos completas.  Por ello, muchas mujeres se infravaloran por el hecho de no tener pareja y han basado su realización solamente a través del cuidado de los suyos. En este caso la propia valoración depende más de lo que hagan o consigan las demás personas a las que ayudamos que de lo que logre una misma.

 

3) Ser independientes, autónomas y libres

Ser independientes económica y afectivamente, tomar nuestras propias decisiones o no tener vínculos que lleguen a atar.

Este mensaje está dirigido a las mujeres más jóvenes, pero aunque parece coherente, a veces puede ser una trampa.¿ Porqué? La respuesta esta en el próximo punto.

4) Ser todo lo anterior

Muchas mujeres actualmente han interiorizado este mensaje que resume los cuatro anteriores. Pero la contradicción entre independencia y dependencia puede dañar nuestra autoestima. "Si me valoro por ser independiente, dedicaré más tiempo a mis cosas y quizás no podré llegar a todo y no podré ayudar también a los mios, y ello me hará sentir culpable".  Por tanto, ser independiente será al precio de transgredir los mensajes anteriores que ya he interiorizado.

Como vemos no hay un modelo único de feminidad, el hecho de desarrollar uno u otro depende de qué estereotipo ha priorizado en el contexto concreto en el que hemos vivido, y también de las circunstancias vitales con que nos hemos encontrado y que han condicionado nuestra forma de vernos como mujeres, de pensar y de actuar.

El medio en que vivimos y las personas que nos rodean son modelos de género.

El modelo de mujer actual que tratan de transmitirnos a través de la publicidad y otros medios de comunicación sobre todo para la mujer moderna es el de la "supermujer", una mujer que puede asumir roles tradicionales de buena esposa y madre y que además de tener un empleo, tener éxito económico, ser guapa, deportista, buena amante y siempre joven,  por supuesto puede desempeñar todos estos roles sin problemas, al contrario, con entusiasmo y placer. "Chica, tu puedes!"

Este modelo tiene como consecuencia que muchas mujeres suelen considerase poco valiosas porque no concuerdan con la imagen de perfección que se les pide.

¿Qué clase de modelo es éste, que espera que seamos supermujeres y se nos critica si no lo asuminmos, y que deja fuera a la gran mayoria de mujeres?

Por todo ello, podemos llegar a sentirnos egosistas cuando disfrutamos y nos realizamos en algún aspecto "poco tradicional", porque tenemos la sensación de estar desatendiendo otras "obligaciones" e incumpliendo "nuestros deberes". Por esta razón por muchos logros y reconocimiento social o profesional que obtengamos quizás no consigamos valorarnos.

CONCLUSIÓN

El modo en que nos sentimos con respecto a nosotras mismas afecta de manera decisiva a nuestra vida, a nuestro trabajo y a nuestras relaciones de pareja, familiares o de amistad, y también a las posibilidades que tenemos de conseguir lo que deseamos, o como mínimo poderlo pensar y formular.

Por tanto es preciso valorar lo que somos y lo que tenemos de específico y distinto por el hecho de ser mujer, y mirarlo con una mirada libre de los prejuicios que la sociedad atribuye a lo femenino.

Tenemos el poder de la creatividad y la conciencia de ser nosotras mismas como mujeres y de creer en nuestros propios conocimientos, experiencias y destinos.

Para ello es muy importante revisar y cuestionar las creencias y los modelos que nos han transmitido sobre lo que supone ser mujer, ya que muchas de nosotras hemos aprendido a limitar nuestras capacidades al sentirnos subestimadas e infelices, y muchas veces, ni siquiera lo sabemos. Tenemos derecho a nuestro bienestar y a conquistar una buena autoestima que nos permita conectar con nuestro mundo interno de mujer y confiar en nuestro poderoso instinto.

En los pròximos artículos hablaremos de otros tres aspectos importantes de la autoestima, y veremos qué factores son necesarios para conquistarla.